Bebés y jóvenes del futuro utilizados por los bancos

En estos tiempos que corren y vuelan y aplastan y ahogan, uno encuentra muchas demostraciones de sinvergonzonería. Este es el caso de la repugnante publicidad que utiliza los bancos y cajas de ahorros para promocionarse. Bebés, niños, jóvenes, ancianos son utilizados como reclamo publicitario sin ningún tipo de escrúpulo. Comercializan con la imagen de esos segmentos de la sociedad que, en tiempos de crisis, les golpea más intensamente el mazazo de la precariedad y desprotección. Y por eso, ahí están ellos, revoloteando sus alas negras sobre nosotros para ver si pueden llegar al cráneo mismo de nuestras anoréxicas cuentas.

Y con ellos quieren captar nuevos clientes, susceptibles de caer a manos de estos depredadores de dignidad, que te descuartizan la vida y te imposibilitan el pensar en un futuro esperanzador para nuestras familias y nuestros hijos. Y no sólo eso, y es que no tienen ningún tipo de ética ni escrúpulo en vendernos futuro y esperanza, mientras por otro lado nos van anquilosando en los suburbios de la miseria. Y tienen la crueldad de hablar de “cívica” y “de obra social” como si fueran los que salvaguardan nuestros derechos.
Pero en ese futuro que tanto hablan, no estamos nosotros. En él, no se impondrán los mejores sino que lo regirá la clase social de los padres. En el momento actual, la estratificación social se ha vuelto tan estanca como putrefacta. La permeabilidad se ha muerto. La gran clase media se ha volatilizado. Naces en el seno de una familia pobre y morirás así también. Y eso será así, aunque algunos humildes e ilusos padres tengan la buena intención de llevar a sus hijos a un colegio de pago con la finalidad de darle un buen futuro. Ese esfuerzo económico tan importante, lo harán totalmente en vano ya que esos niños y niñas están estigmatizados.
El futuro será de los hijos de la gente “de bien”, término utilizado por Camps cuando hizo referencia a las personas que lo habían apoyado. El futuro recaerá en aquellos que no les han “pixelado” sus caras a porrazo limpio (o asquerosamente sucio) por defender la educación pública. De los que no han sido criminalizados llamándolos “enemigos” por un comisario de bigote tan pronunciado como su desfachatez que, mientras ejecuta a menores con sus palabras, va dando golpecitos en la mesa de forma dictatorial.
Todo esta descomunal paliza a los derechos de todos, está patrocinada por esos bancos usureros y carroñeros que se llevan sus ganancias a los paraísos fiscales y venden diálogos de futuro, en blanco y negro, como si tuvieran el corazón grande y la autenticidad y solidaridad como alma. Diálogos de futuro llevados a cabo en un ambiente de empatía, muy lejos de las conversaciones que podemos tener en esas oficinas claustrofóbicas. Esos diálogos tan publicitados,  llenos de humanidad, claridad e incluso inocencia son insultos para los que desahucian.
Estas pobres gentes las cuales desmantelan su vida, sus sueños y sus esperanzas tienen que ir con esos bebés y esos hijos jóvenes, parecidos a los de esas rastreras publicidades, a buscarse la vida en pisos de familiares y amigos, o refugiar su desconsuelo en algún recoveco inhóspito de la calle.
Por otro lado, los condenan  a seguir pagando la hipoteca mientras hacen un nuevo negocio con la siguiente futura familia que será propietaria de esas cuatro paredes, arrebatadas e impregnadas de sufrimiento y sonajeros rotos, que fueron sacados a empujones con una orden judicial.
Ese es el presente y el futuro que nos espera. Ese es el presente y el futuro que nos preparan, como si fuera una ley natural.
Eso es lo que hay detrás y delante de todos esos bebés, niños y niñas, jóvenes y ancianos de las publicidades de los bancos y cajas de ahorros. Y si no, que busquen realmente si todos ellos, en realidad, sonríen con tanta felicidad al futuro.

http://eldespertardelatortuga.blogspot.com/

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